La corrupción de la democracia
Los reformistas políticos llevan mucho tiempo soñando con expulsar el dinero del templo de la democracia. Sostienen que las contribuciones a las campañas de individuos ricos y grupos de interés compran influencia -subvenciones gubernamentales, exenciones de regulaciones onerosas y enmiendas de intereses especiales a la legislación-, violando el principio de "un hombre, un voto". El dinero también paga los abrasivos "anuncios temáticos" durante la temporada electoral, envenenando la atmósfera de debate racional de las reuniones municipales con la que sueñan los idealistas democráticos.
12 de octubre de 2010
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11 minutos