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El Servicio Nacional frente a América

El Servicio Nacional frente a América

4 minutos
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7 de marzo de 2013

Si conoce a un licenciado en paro menor de 25 años, Charlie Rangel tiene un trabajo para él. Y si conoce a alguien con empleo, Rangel también tiene un trabajo para él.

Y el congresista Rangel no tiene intención de dejarle rechazar ese trabajo. Porque en realidad no es un "trabajo".


Rangel, representante demócrata de Nueva York, propone una ley que obligaría a todos los jóvenes estadounidenses a realizar dos años de servicio nacional -incluso militar- a partir de los 25 años. Los estudiantes universitarios podrían aplazar el servicio, pero sólo hasta que se gradúen o cumplan 24 años.

Algunos de los costes que la H.R. 748 impondría a los jóvenes estadounidenses son obvios: les quitaría dos años insustituibles de sus vidas, malgastándolos en fines que quizá no contribuyan a sus carreras ni sirvan a sus valores. Podría hacer que las habilidades que desarrollaron a un gran coste en la universidad se desperdiciaran por falta de práctica antes de que pudieran aprovecharlas en un primer empleo.

"Puedes entrar gritando y chillando, pero cuando sales, saludas a la bandera".

- Rep. Charlie Rangel

Y eso no dice nada de los daños físicos y psicológicos que puede sufrir la gente si se ve obligada a entrar en combate -daños que el congresista Rangel, que fue herido en la guerra de Corea, conoce muy bien y aún quiere imponer a víctimas que no están dispuestas a ello-. No dice nada sobre la posibilidad de que usted, su hijo o su nieto sean enviados a la guerra y nunca regresen.

Pero más allá de todos esos costes obvios para los jóvenes estadounidenses, el proyecto de ley arriesga costes más sutiles para los estadounidenses de todas las edades, incluso para aquellos (como él y yo) que tienen más de 25 años y no tendrían que prestar servicio.

En 2009, Richard Stengel, redactor jefe de la revista TIME, escribió un artículo de portada en apoyo del servicio nacional. Más tarde testificó en el Capitolio en apoyo de la legislación relacionada.

Rangel cree que este proyecto de ley enseñaría patriotismo. "Puedes entrar gritando y chillando", dice, "pero cuando sales, saludas a la bandera". En otras palabras, espera que incluso las víctimas que entran odiando lo que su país les está haciendo salgan honrando al gobierno que les robó dos años de sus vidas, porque se les habrá inculcado el hábito de la sumisión y la obediencia.

Eso es lo contrario de cómo una sociedad libre enseña patriotismo, y eso es lo contrario del tipo de patriotismo que necesita una sociedad libre.

Una sociedad libre se gana el patriotismo de sus ciudadanos protegiendo sus derechos. Más concretamente, un gobierno se gana el respeto, el afecto y la lealtad elaborando y aplicando leyes en virtud de las cuales la gente puede vivir su vida, ejercer su libertad y buscar su propia felicidad. En una sociedad así, los ciudadanos pueden ver que su gobierno les proporciona la seguridad con la que cuentan, que les protege de los delincuentes, de los enemigos extranjeros y de cualquiera que, bajo la apariencia de gobierno, se apodere de sus vidas (véase: Charlie Rangel).

Y una sociedad libre necesita el patriotismo de sus ciudadanos para proteger los derechos de todos sus ciudadanos. Al votar, al formar parte de jurados y de muchas otras formas, los estadounidenses están llamados a defender la libertad. Eso significa estar dispuestos a decir no a las figuras de autoridad: a los presidentes en ejercicio que pisotean la libertad; a los fiscales que acusan a inocentes; a los policías que abusan de los sospechosos; a los legisladores que proponen leyes injustas, etc. Cuando ni tú ni nadie especialmente importante para ti sois víctimas evidentes, es tu patriotismo, tu patriotismo amante de la libertad, el que te dice que defiendas los principios de la libertad, porque cuentas con que esos principios se mantengan cuando es tu libertad la que está en juego. Pero este tipo de patriotismo es incompatible con el que Charlie Rangel quiere que desarrollen los jóvenes estadounidenses, el tipo de patriotismo que saluda incluso cuando le arrebatan su propia libertad.

El tipo de patriotismo que adopte la nueva generación dará forma al país. Si Rangel consigue enseñar a los jóvenes estadounidenses a no valorar su propia libertad, les habrá arrebatado no sólo dos años de libertad, sino el futuro de la nuestra.


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Alexander R. Cohen
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Alexander R. Cohen
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