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Deportes, equipos y colectivismo

Deportes, equipos y colectivismo

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30 de septiembre de 2010

Pregunta: Muchos deportes de equipo, el fútbol por ejemplo, promueven el equipo antes que el individuo. Actuar como colectivo es más beneficioso y hace que el conjunto tenga más éxito que actuar como individuos en el juego. Como objetivista que soy, no me gusta la idea, pero por otro lado me doy cuenta de que al actuar como colectivo, se fomentan los objetivos individuales (en este caso, el éxito en la NFL). ¿Cuál es la opinión objetivista al respecto?

Respuesta: Los deportes son actividades físicas estilizadas que recurren a una gama generalmente limitada de talentos humanos, pero que ponen de manifiesto la excelencia en las áreas a las que recurren. Tiene usted razón en que los deportes de equipo, en un grado u otro, ponen al equipo por encima del individuo. En un deporte de equipo, la puntuación del equipo en su conjunto importa más, en la mayoría de los casos, que cualquier logro individual. Sin embargo, el uso de medidas estadísticas ha dado bastante margen para apreciar a los individuos. Hank Aaron es conocido como un gran jugador de béisbol, aunque sus equipos no eran potentes.

En la medida en que los deportes de equipo se centran en los resultados del equipo, estilizan y modelan un hecho real de la interacción social: que a menudo, como individuos, nos beneficiamos de invertir nuestros esfuerzos o dinero en empresas compartidas con otros. Yo tengo una carrera, por ejemplo, pero en lo inmediato soy miembro del personal de la Sociedad Atlas y el bienestar de ésta es vital para mi vida profesional (también apoya la consecución de mis valores culturales más queridos).

Entendido en su justa medida, el buen ''trabajo en equipo'' (coordinación con otros en proyectos compartidos) es una habilidad importante. A menudo se dice que los grandes equipos de fútbol funcionan con precisión militar y, al hacerlo, modelan las virtudes de coordinación de las que a menudo dependen el éxito de la acción militar y la eficacia de la actividad comercial.

Sin embargo, en la vida real somos agentes libres. Podemos pasar de un "equipo" a otro más rápido que un lanzador de las grandes ligas. Elegimos las organizaciones a las que apoyamos y con las que trabajamos, y si lo hacemos bien, lo hacemos basándonos en nuestros propios juicios independientes sobre los valores implicados. El trabajo en equipo, en su contexto, es una virtud, pero las virtudes fundamentales son las de la excelencia individual que apoyan la vida egoísta y la felicidad de un individuo, como Ayn Rand esboza en ''La ética objetivista''(La virtud del egoísmo).

También me gustaría señalar de paso que, más que el bien colectivo encarnado en los equipos, lo que me parece más inquietante de los deportes es su carácter de suma cero. Todo ganador requiere un perdedor. El reciente trofeo de la Super Bowl no podía darse tanto a Carolina como a Nueva Inglaterra; aunque ambos jugaron bien, un equipo tenía que ganar, y el otro tenía que perder. La vida no suele ser así. De hecho, nuestras relaciones básicas con los demás son, o deberían ser, ganar-ganar, un reflejo de la armonía positiva de intereses que existe entre individuos racionales y productivos.

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