En 2013, el superempresario Elon Musk dio a conocer su idea de un sistema de transporte Hyperloop que podría reducir a 30 minutos un viaje de seis horas en coche o tren entre ciudades, más rápido incluso que la mayoría de los vuelos de avión. Pero Knut Sauer, directivo de Hyperloop Technologies, Inc. afirma que "el entorno normativo en EE.UU. no es amigable" y "por eso creo que el primer Hyperloop no estará en EE.UU.".
Musk desarrolló el concepto de un sistema que transportaría a las personas en cápsulas o vagones bala a través de tubos parecidos a los tubos neumáticos que se utilizan en los drive-thru de los bancos. El ahorro de tiempo, costes y energía de esta tecnología podría revolucionar el transporte. Desde que ofreció la idea a todos los interesados, empresas y grupos de investigación universitarios compiten ahora por desarrollar los mejores planes para llevar estos sistemas de la ciencia ficción a la realidad futura.
Mientras tanto, tanto a nivel estatal como federal, el papeleo normativo y las burocracias nos atan a un presente más lento, costoso e ineficaz.
En una entrevista con Tech.Mic, Sauer explicó que "hay mucho interés, pero nadie puede anular el sistema democrático que hay en Estados Unidos". Y añadió: "No podemos permitirnos tener un proceso de cinco años de idas y venidas". Su empresa, Hyperloop Technologies, tiene su sede en California, donde los reguladores han estado retrasando un plan para un tren bala de 70.000 millones de dólares entre Los Ángeles y San Francisco. Ese sistema, que absorberá financiación pública, es un enorme despilfarro de dinero y no puede justificarse por el número de pasajeros a los que dará servicio (pocos) ni por la velocidad de tránsito que ofrecerá (lenta). Así que quizá el retraso sea bueno.
Pero esos mismos reguladores también están retrasando cualquier alternativa privada.
Y vemos que la predicción de Sauer se hace realidad. Dirk Ahlborn, director general de Hyperloop Transportation Technologies, la empresa competidora de Sauer, está estudiando un sistema de Hyperloop para Eslovaquia.
Durante gran parte del siglo XX, los gobiernos han hecho creer a los ciudadanos que el transporte es uno de esos servicios que sólo pueden ofrecer a gran escala. Pero la mayoría de las veces los gobiernos no lo hacen bien. Además, la política, más que el servicio al cliente, suele influir en las decisiones cruciales sobre el transporte. Por ejemplo, los fondos federales suelen promover el transporte ferroviario interurbano cuando, por el mismo dinero, los autobuses transportarían más pasajeros y a una fracción del coste. ¿Por qué? Porque los políticos locales pueden repartir los contratos de construcción de esos sistemas ferroviarios entre sus compinches sindicales y empresariales locales. Y fíjate en la resistencia política a Uber. Las compañías de taxis y sus conductores quieren proteger su territorio, fuertemente regulado.
Los responsables de transporte de algunos estados ven realmente las ventajas de los Hyperloops. Pero incluso con cierto apoyo político, las normativas y burocracias gubernamentales se inter pondrán en el camino de éste y, sin duda, de muchos otros bienes y servicios innovadores que los emprendedores ofrecerán en el futuro. Por eso, si quieres un mundo futuro próspero como puede y debe ser, debes dar prioridad a cortar las cadenas que nos atan.
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Edward Hudgins, ex-diretor de advocacia e acadêmico sênior da The Atlas Society, agora é presidente da Human Achievement Alliance e pode ser contatado em ehudgins@humanachievementalliance.org.