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¿Es narcisismo creerse mejor que los demás en algo? ¿Es autoestima considerarse uno más del rebaño?
Los titulares de esta semana han proclamado "Cómo crean los padres hijos narcisistas" y "¿Nutren los padres a los narcisistas deshaciéndose en elogios?". Informan sobre "Los orígenes del narcisismo en los niños", un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los autores encuestaron a niños y padres a lo largo de varios años para comprobar si el "narcisismo" estaba asociado a los elogios de los padres (como predice la teoría del aprendizaje social) o a la falta de calidez parental (como predice el psicoanálisis freudiano). Encontraron correlaciones positivas entre el narcisismo y el elogio excesivo por parte de los padres y entre la autoestima y la calidez de los padres.
La conclusión es que los padres harían mejor en dar a sus hijos cariño y afecto en general, y en elogiar los logros reales y los rasgos virtuosos, como el trabajo duro, en lugar de decirles cosas como "eres tan especial" y "eres el mejor".
Pero las personas suelen ser especiales en algún aspecto. Y cada persona es inmensa y singularmente valiosa para sí misma.
"La autoestima significa básicamente que eres una persona con el mismo valor que los demás", afirma uno de los autores, Brad Bushman ( citado en el blog NPR Shots ). "Narcisismo significa que te crees mejor que los demás".
Pero, como sostenían Ayn Rand y Nathaniel Branden, la autoestima es fundamentalmente la convicción de que uno es competente para vivir y de que es moralmente digno de buscar la felicidad. Es la sensación de "yo puedo hacerlo" y "yo lo valgo" que subyace a nuestra actividad diaria y a nuestro compromiso de ser la mejor persona posible.
Fundamentalmente, la autoestima no tiene nada que ver con los demás. De hecho, basar la valoración de uno mismo en los demás es lo que Rand denunció como "metafísica social": sustituir la realidad por los pensamientos de los demás. La norma para juzgarse a uno mismo (que es la mitad de la práctica del orgullo) son las propias capacidades y necesidades. La norma para la ambición moral (que es la otra mitad de la práctica del orgullo) son los principios universales de la ética.
Es este sentido de autoestima y competencia fundamentales el que los padres deben ayudar a sus hijos a desarrollar. Y en este contexto, el consejo de abstenerse de ofrecer muchos elogios o reproches socialmente comparativos es acertado.
Pero, a veces, algunas personas (incluidos los niños) son mejores que sus compañeros en algo. No es narcisismo reconocer el lugar que uno ocupa en las comparaciones sociales; es objetividad reconocer los hechos, sean cuales sean. Es narcisismo insistir en que uno es el mejor cuando no lo es. Como también es un vicio creerse humilde y de segunda categoría, cuando no se es.
La insistencia de Bushman en que la autoestima consiste en considerarnos idénticos a los demás sería destructiva si se llevara a la práctica. Somos individuos autodeterminados, y cada uno de nosotros necesita un sentimiento egoísta en su corazón de que importa sin tener en cuenta su posición en la sociedad. Cada uno de nosotros es único: no podemos ser iguales a los demás. Y, de todos modos, la autoestima no tiene que ver con esos otros.
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