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Dallas Buyers Club dice "¡Es tu vida!"

Dallas Buyers Club dice "¡Es tu vida!"

3 minutos
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4 de marzo de 2014

Enhorabuena a Matthew McConaughey por ganar el Oscar al mejor actor por Dallas Buyers Club. La película y su excelente interpretación ponen de relieve un principio moral sencillo y fundamental que se está perdiendo en Estados Unidos: es tu vida.

La película se centra en un hombre al que diagnostican SIDA y que busca la manera de salvar su propia vida. Los tratamientos médicos que le ofrecen no tienen buena pinta, así que empieza a investigar otras opciones farmacéuticas. Pero en una conversación con un médico le dicen que esas alternativas no están aprobadas por la FDA. Él responde que muy pronto morirá.

La historia se centra en sus intentos de eludir las normas gubernamentales para que él y otros enfermos de sida puedan tomar las riendas de su destino y tener una oportunidad de vivir en lugar de morir pasivamente tumbados.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) es la encargada de certificar la seguridad y eficacia de los medicamentos y productos sanitarios. Pero mientras una empresa puede confirmar con bastante rapidez la seguridad de los productos, las normas gubernamentales para demostrar la eficacia añaden años y millones de dólares al proceso de aprobación. Mientras tanto, miles de estadounidenses sufren por falta de esos productos y mueren miles cuyas vidas podrían haberse salvado con un acceso más rápido a medicamentos que suelen estar disponibles en otros países industrializados.

Además, en las últimas décadas la FDA ha interpretado la "eficacia" de formas que no guardan relación con la protección real de las personas frente a productos ineficaces. Por ejemplo, recientemente prohibió a la empresa 23andMe ofrecer a las personas pruebas genéticas sobre su propensión a ciertas enfermedades, no por problemas con las pruebas. Más bien, la agencia argumentó que las personas son demasiado estúpidas para saber qué medidas deben tomar para garantizar su propia salud basándose en los resultados de las pruebas.

Esto nos lleva al principio tan bien dramatizado en Dallas Buyers Club. Tu vida te pertenece. Es tuya. No pertenece al gobierno ni a una colección de burócratas federales. No deberías necesitar su permiso ni el de nadie para actuar como mejor te parezca para preservar tu vida.

Sí, los estúpidos y los malintencionados venden curanderismo. El ejemplo clásico es el arquetípico vendedor de aceite de serpiente que viaja de ciudad en ciudad vendiendo una poción mágica mientras un cómplice entre el público exagera los falsos beneficios del elixir milagroso.  

Pero, en última instancia, las decisiones sobre nuestras vidas y nuestro bienestar debemos tomarlas nosotros como individuos en mercados abiertos tanto de productos como de información. Por supuesto, la mejor forma de garantizar nuestra supervivencia y felicidad es tomar nuestras decisiones basándonos en la razón y cultivando en nosotros hábitos intelectuales sólidos y un juicio independiente. Sin embargo, estas virtudes no las adquiriremos si permitimos que reguladores gubernamentales ávidos de poder dirijan nuestras vidas.

Aaron Day es Consejero Delegado de The Atlas Society y fundador de Tangerine Wellness.

EXPLORA:

Edward Hudgins, " La FDA frena la revolución genética". 11 de diciembre de 2013.

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