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30 de abril de 2010 - Stephen Hawking tiene una advertencia para la humanidad. En primer lugar, el célebre físico teórico cree que probablemente haya vida extraterrestre en el universo. Pero no cree que debamos intentar establecer contacto con los extraterrestres. Por el contrario, Hawking cree que deberíamos hacer todo lo posible para escondernos de ellos.
Según el Times of London, el profesor Hawking tiene previsto emitir un nuevo documental en mayo en Discovery Channel. En él especula con la posibilidad de que los extraterrestres nos visiten porque "han agotado todos los recursos de su planeta". Además, imagina que podrían tratarnos de forma muy parecida a como los europeos trataron a los nativos americanos hace cientos de años, buscando "conquistar y colonizar" nuestra esfera acuática. "Sólo tenemos que mirarnos a nosotros mismos", dice el profesor, "para ver cómo la vida inteligente podría convertirse en algo con lo que no querríamos encontrarnos".
No quiero pasar por alto los crímenes que algunos seres humanos han cometido contra otros a lo largo de los siglos. Pero el pesimismo del profesor Hawking está fuera de lugar por varias razones. Sus temores revelan un malentendido maltusiano de la economía de los recursos, una ignorancia de la historia de la violencia y una falta de apreciación de los beneficios sustanciales del intercambio voluntario. Un examen de los errores de Hawking demuestra que tenemos motivos para creer que los alienígenas capaces de cruzar el espacio interestelar serían más Mr. Spock que Predator.
El reverendo Thomas Malthus (1766-1834) temía que el crecimiento de la población superara al de la oferta de alimentos, porque la población crece geométricamente y la producción de alimentos aritméticamente. Pero Malthus no pudo ver la explosión de ingenio humano que se avecinaba. Aunque no cabe duda de que existen límites físicos a la cantidad de alimentos que podemos cultivar en el planeta Tierra, hemos demostrado que podemos contrarrestarlos en gran medida. Hoy en día se cultivan alimentos más que suficientes para alimentar a una población mundial que es aproximadamente seis veces mayor que cuando Malthus escribía. Es la pobreza localizada, y no la falta de alimentos a escala planetaria, lo que mantiene desnutridas a demasiadas personas en la actualidad.
Nuestros temores actuales sobre el fin del petróleo son erróneos.
Nuestros temores actuales sobre el fin del petróleo son igualmente erróneos. No valoramos el petróleo por sí mismo, sino por lo que podemos obtener de él, que es energía. Hay un suministro prácticamente ilimitado de energía que nos llega en forma de luz solar. Ahora sólo utilizamos petróleo porque es más barato y más práctico, pero podríamos utilizar la energía del sol más directamente si fuera necesario. Disponemos literalmente de una reserva de energía de 5.000 millones de años para cuando nos quedemos sin petróleo barato y de fácil acceso.
Estas ideas básicas -que el ingenio humano supera los límites y que diferentes recursos pueden sustituirse unos por otros- reducen seriamente la probabilidad de que los extraterrestres nómadas nos conquisten y colonicen por las riquezas de nuestro planeta. Está claro que los extraterrestres capaces de viajar por el espacio profundo tendrían al menos tanto ingenio como los humanos.
Incluso si los extraterrestres "agotaran" de algún modo los recursos de su planeta de origen, ¿es realmente probable que viajaran trillones de kilómetros para "conquistarnos y colonizarnos" por los nuestros? Es cierto que los europeos acabaron apoderándose de todo tras cruzar el Atlántico, y montones de nativos americanos acabaron muertos o desposeídos. Además, los recién llegados no pensaron en utilizar la violencia para conseguir sus objetivos. Pero tampoco a los nativos americanos, muchos de los cuales ya eran muy agresivos mucho antes de que Cristóbal Colón zarpara.
Pero, aunque parezca mentira, muchas cosas han cambiado en quinientos años. La guerra y el asesinato no han desaparecido por completo, ni mucho menos. Sin embargo, como escribía el célebre profesor de psicología Steven Pinker en un artículo publicado en 2007 en New Republic , "la violencia ha ido en declive a lo largo de grandes periodos de la historia, y hoy vivimos probablemente el momento más pacífico de nuestra especie sobre la Tierra". Toda una serie de prácticas que solían ser habituales -entre ellas la esclavitud, el sacrificio de vírgenes, la tortura y el genocidio- hoy son "raras o inexistentes en Occidente, mucho menos comunes en otros lugares de lo que solían ser, ocultas cuando se producen y ampliamente condenadas cuando salen a la luz".
¿Y el comunismo, el fascismo y las dos guerras mundiales? Fueron horribles, sin duda. Pero como señala Pinker: "Si las guerras del siglo XX hubieran matado a la misma proporción de la población que muere en las guerras de una sociedad tribal típica, habría habido dos mil millones de muertos, no 100 millones". A pesar de todas las malas noticias que aparecen en las páginas de los periódicos, nos estamos volviendo más civilizados, aunque sólo sea a trompicones.
¿Por qué los seres humanos son cada vez más pacíficos? Una gran razón es que cada vez somos más conscientes de los grandes beneficios mutuos del comercio. La guerra es un juego de suma negativa, en el mejor de los casos una desafortunada necesidad en la que incluso los ganadores pierden mucho. La esclavitud no sólo es aborrecible, sino que también es una forma enormemente ineficaz de organizar la producción. La gente trabaja mucho más y de forma más inteligente cuando puede quedarse con el botín de sus esfuerzos. Cuando los seres humanos tratan entre sí como comerciantes y no como enemigos a los que hay que matar o esclavizar, todo el mundo sale ganando. En pocas palabras, eres más valioso para mí vivo y libre que muerto o encadenado.
Es cierto que la paz y la libertad aún no se han impuesto. No todo el mundo aprecia la importancia de la libertad económica, y hay momentos en los que parece que estamos perdiendo terreno. Pero a largo plazo, la tendencia es claramente positiva. Si seguimos defendiendo los principios de la libertad, estoy seguro de que cada vez más gente estará de acuerdo en que la libertad es buena y correcta, que lo moral es lo práctico.
Aunque los extraterrestres necesiten algo de nosotros, no necesitamos contar con su buena voluntad para nuestra seguridad. En cambio, podemos contar con la racionalidad que exigiría su asombrosa destreza tecnológica. Podemos confiar en que una raza espacial mucho más avanzada que nosotros ya se habrá dado cuenta de que tiene mucho más que ganar acercándose a nosotros como comerciantes que como conquistadores. De hecho, tal vez la razón por la que aún no nos han visitado es que están esperando a que más de nosotros nos demos cuenta antes de establecer el primer contacto.
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