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EducaciónUniversidad Atlas
Los mitos, leyendas e historias se infiltran en nuestra conciencia colectiva e individual, y lo mismo ocurre con las artes visuales. El mito de Ícaro, que voló demasiado alto y luego se estrelló y se quemó, fue mencionado por Apolodoro alrededor del año 150 a.C. y desde entonces ha aparecido innumerables veces en el arte visual.
Aterrizaje de Ícaro, Faetón y Ayn Rand
Mi versión del año 2000 da un giro interesante a la leyenda. El concepto se inspiró en Ayn Rand, que reescribió el mito de Faetón en Atlas Shrugged. En el antiguo mito, Apolo entrega las riendas del carro del sol a su hijo Faetón, que es incapaz de controlar los caballos voladores ni de escapar a su destino. Faetón y el carro amenazan con estrellarse y aniquilar la Tierra. Zeus, observando, mata a Faetón con un rayo, obligando a Apolo a retomar las riendas y enderezar el rumbo del carro solar.
En la versión de Rand, su personaje, Richard Halley, compone una ópera en la que Faetón consigue brillantemente dirigir el carro del sol hacia un rumbo glorioso. Me encantó el concepto de tomar un mito trágico y cambiar el desenlace para reflejar mi absoluta creencia interior de que las experiencias magníficas son la materia de la vida. Lo de la carroza era demasiado arcaico para mi sensibilidad moderna, pero tras pensarlo un poco me quedé con el concepto de Ícaro. Después de volar a gran altura, pensé, Ícaro regresaría a la Tierra con suave gratitud, iluminado por el resplandor anaranjado del sol poniente. No opté por las alas, sino por los brazos extendidos. Pinté este cuadro mientras vivía en Grecia, y no mentiré, me encantaba escalar los acantilados de roca en cueros, saltando de roca en roca, como puede atestiguar mi amigo el filósofo David Kelley.
Newberry, Aterrizaje de Ícaro, 2000, acrílico sobre lino, 55" ×36″.
Variaciones de Ícaro
Casi una década después, en 2008, Bryan Larsen pintó su Estudio para el triunfo de Ícaro. Larsen sigue más de cerca la leyenda, pero también la reinterpreta para obtener un resultado satisfactorio. Supongo que pensó lo mismo que yo a partir de la influencia de Ayn Rand (pintó una serie de cuadros sobre los personajes de Atlas Shrugged), y quizá (?) tomó prestado el pie alargado de mi imagen.
Larsen, Estudio para el Triunfo de Ícaro, 2008
Casi dos décadas después volví a mi primer Ícaro, cambiando el fondo a mi actual ciudad natal de Idyllwild, California. La raza del joven negro fue pura casualidad: el modelo tenía la sensibilidad adecuada y parecía lo bastante ligero y fuerte para volar. En efecto, me robé a mí mismo; lo que me dio luz verde para hacerlo fue saber que da Vinci había pintado dos versiones de la Virgen de las Rocas, una de 1485 en el Louvre y otra de 1508 en Londres. Si es lo bastante bueno para da Vinci, también lo es para mí.
Idyllwild Ícaro, Verano 2017, óleo sobre lienzo, 60"×48″.
Narrativa
Del mismo modo, Larsen tomó prestado de sí mismo para su Triunfo de Dédalo sobre el destino y la futilidad. Dédalo era el padre de Ícaro y el creador de las alas. Originalmente, padre e hijo utilizaron las alas para escapar del laberinto del Minotauro, pero sólo el padre logró ponerse a salvo. En este brillante cuadro narrativo, Larsen vuelve al punto en el que Dédalo consiguió volver a la Tierra, pero se quedó desconsolado al adivinar que su hijo se había estrellado y quemado. Milagrosamente, Ícaro aparece, sin haberse estrellado, y se reúne con su padre y su familia (amigos)? A mí, que me encanta este contenido narrativo, me plantearé volver a explorar más la narración en futuras obras, no necesariamente Ícaro. Puede que hagan falta algunos años de conciencia subconsciente para que se formulen los patrones mentales y emocionales adecuados.
Larsen, Triunfo de Dédalo sobre el destino y la futilidad, otoño de 2017, 120"×60″.
Retrocediendo en el tiempo hasta Young Icarus, de Larsen, de 2009 , me sorprende lo original que es este cuadro. Como creo que lo son todas sus series de niños en un acto de creatividad e imaginación. Como padre joven, a Larsen le impresionaba a menudo cómo jugaban y pensaban sus hijos. Actualizar la leyenda de Ícaro a la imaginación de volar de un niño es pura brillantez.
Larsen, Joven Ícaro, 2009, 30"×18″.
La influencia del arte y las ideas es inevitable. Se trata de absorberlo todo libremente o luchar contra ello. Creo que luchar contra ello bloquea las conexiones de red del cerebro, un poco como intentar pintar cosas sin sombras. Una limitación innecesaria. Abrirse a "robar" y "tomar prestadas" ideas e imágenes, siempre que las pasemos honestamente por el alma, abre nuestro potencial para volar lo más alto posible. ¿Y quién sabe? Tal vez seamos capaces de recorrer el Sol sin quemarnos, y tal vez volvamos a la Tierra con un conocimiento y una sabiduría mucho mayores, haciendo que la Tierra sea un poco mejor de cómo la dejamos.
Los enlaces a las imágenes de las obras de Larsen en Quent Cordair Fine Art son cortesía de copyright común, no recibo compensación alguna.
Este artículo apareció originalmente en Archivo Newberry. Se reproduce con autorización.
Michael Newberry
Michael Newberry, nacido en 1956, es un pintor neorromántico estadounidense afincado en Idyllwild, California. Combina diversas influencias, entre las que destacan Rembrandt y los impresionistas franceses. Sus principales obras suelen ser lienzos de tamaño natural. Ha expuesto en Nueva York, Los Ángeles, Santa Mónica, Roma, Atenas y Bruselas. Sus obras son coleccionadas por personajes de renombre internacional como el diseñador Chan Luu y el filósofo Stephen Hicks. Biografía completa y currículum con enlaces a importantes obras de arte, artículos y presentaciones. https://newberryarchive.wordpress.com/bio/
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