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Celebrar la razón y la invención en la noche más oscura del año. Una alternativa -o un complemento creativo- a las tradicionales fiestas de diciembre.
Número de invierno de 2011 -- ¿No deberían todos los padres querer educar a sus hijos para que piensen bien? Pero si preguntas a la mayoría de los padres qué significa eso o cómo piensan enseñar a sus hijos a hacerlo, a menudo te miran sin comprender. Mi marido David y yo, sin embargo, nos propusimos deliberadamente criar niños que razonen bien. Para ello, hacemos todo lo posible para que nuestro pensamiento sea un modelo de buena lógica. Felicitamos a nuestras hijas cuando razonan bien y les enseñamos cuándo se equivocan y por qué.
Pero también es importante celebrar explícitamente el razonamiento. Todos necesitamos prestar atención a lo que es importante en la vida, y los niños más que los adultos. Cuando se da un nombre a lo que hacen los niños, se centran en el proceso. Así que no decimos simplemente "buen punto", sino "buen razonamiento". Señalamos ejemplos de razonamientos deficientes cuando los encontramos. Hablamos de las reglas de la lógica y señalamos las falacias que encontramos. Parece que funciona; a los 10 y 12 años, nuestras hijas Ella y Madison son impresionantemente conscientes de sus propios procesos de razonamiento. De hecho, cuando Madison demuestra que está equivocada en algo, nos cuenta con detalle la cadena de razonamientos que la ayudó a llegar a la conclusión errónea.
Con este espíritu, nuestra familia celebra el Día de la Bombilla en el solsticio de invierno. El día más oscuro del año (al menos en el hemisferio norte) es la ocasión perfecta para celebrar el papel que desempeña la razón para mantener a raya la oscuridad y hacer posible la vida moderna y sus maravillas.
He aquí cómo surgió el Día de la Bombilla. Hace unos 15 años, cuando David y yo nos casamos, nos hicimos amigos de una familia de testigos de Jehová que vivía al lado. Sus dos hijas pequeñas tenían entonces 6 y 8 años. A los Testigos de Jehová no se les permite celebrar la Navidad, pero estas niñas tenían tantas ganas de celebrar algo en diciembre que los padres me dejaron idear una fiesta para ellas, siempre que no tuviera connotaciones religiosas. "No hay problema", les dije.
En sentido estricto, yo no inventé esta fiesta. Vi el nombre "Día de la Bombilla" en algún lugar de Internet como una forma que alguien había ideado de celebrar las fiestas sin religión, y lo adopté y lo hice nuestro. (Al fin y al cabo, ¿no es así como evolucionan la mayoría de los inventos?).
Así que el 21 de diciembre, la "noche más oscura del año", el día en que simbólicamente más necesitamos la tecnología, nuestras dos familias celebraron el ingenio humano, la creatividad, la razón y la invención con comida, juegos, regalos y algunos rituales. Jehová no estaba invitado.
La razón es la característica única de los seres humanos que nos permite sobrevivir y prosperar; es lo que está detrás del desarrollo de todos los inventos humanos que han hecho que nuestra vida moderna sea mucho mejor que la existencia "pobre, desagradable, brutal y corta" (como dijo Thomas Hobbes) que es todo lo que nos proporciona la naturaleza por sí sola. Por eso debemos celebrar la razón y la tecnología.
La mayoría de nosotros conocemos a más de una persona que hoy no estaría viva sin la tecnología, o que no podría llevar una vida productiva sin ella. Un amigo mío ha esquivado la muerte tres veces gracias a la medicina moderna. Tener hijos en sí solía ser una propuesta que ponía en riesgo la vida, pero ahora la tecnología no sólo ha eliminado la mayor parte del peligro, sino que también ha permitido a muchos padres concebir hijos que de otro modo no existirían
El concepto de carrera profesional carecía de sentido antes del siglo XX; las presiones de la supervivencia a corto plazo exigían un trabajo constante -normalmente manual-, sin demasiadas perspectivas de progreso material o social. Pero la tecnología cambió la situación, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX. La tecnología informática nos liberó incluso de la necesidad de desplazarnos a nuestros puestos de trabajo; a mí me ha permitido desarrollar una carrera como empresaria en el sector de la publicación web mientras educo a mis hijas en casa. Madison y Ella comprenden, y yo se lo recuerdo con frecuencia, que los nuevos inventos liberaron a las mujeres de las tareas que solían ser necesarias para gestionar el hogar. En lugar de fregar la ropa con una tabla de lavar o cuidar del jardín, yo puedo dedicarme a una profesión que tiene sentido para mí y valor para el mercado. Las niñas pueden formarse a su ritmo e incluso ayudar en mi negocio. La gente normal (incluidos los bajitos de mi casa) hace ahora un trabajo que hace avanzar a los seres humanos en lugar de limitarse a mantenernos día a día.
Por eso, en el Día de la Bombilla, celebramos a aquellos hombres y mujeres de toda la historia de la humanidad cuyos inventos nos han permitido lograr grandes cosas y vivir hoy una vida productiva, alegre y relativamente fácil. Reflexionamos sobre lo diferente que es la vida en los tiempos modernos de lo que era en el pasado, ahora que la gente puede ser más productiva con la mente que con las manos.
El Día de la Bombilla se ha convertido en una tradición para nosotros y algunos de nuestros amigos. Desde sus primeros días, lo hemos convertido en todo un acontecimiento festivo.
Empezamos con los preparativos. A mediados de diciembre, creamos tarjetas del Día de la Bombilla y las enviamos a nuestros amigos científicos, hacemos adornos del Día de la Bombilla y elaboramos galletas del Día de la Bombilla para preparar nuestra tradición.
La noche del solsticio de invierno, empezamos nuestra celebración del Día de la Bombilla apagando todas las luces. Hacemos fuego en la chimenea, encendemos unas velas y hablamos de cómo era la vida a lo largo de la historia de la humanidad hasta un pasado no muy lejano. Recitamos "Stopping by Woods on a Snowy Evening", de Robert Frost, porque trata de un hombre y su caballo en el bosque en "la noche más oscura del año". Podríamos leer un poco de "El largo invierno ", de Laura Ingalls Wilder, para apreciar lo difícil que era luchar contra la oscuridad y el frío incluso en una época tan reciente como el siglo XIX. Hablo de lo mucho que me habría limitado la vida mi mala vista, de haber vivido en una época anterior a la invención de las gafas, y de cómo las alergias de David le habrían imposibilitado trabajar en una granja. Hablamos del solsticio de invierno y de por qué el 21 de diciembre es el día con menos horas de luz del año en el hemisferio norte.
Luego hablamos de lo que los humanos han hecho para cambiar el medio ambiente y satisfacer nuestras necesidades, para hacer posible una vida larga, productiva, cómoda y feliz. Brindamos por las personas que han utilizado su mente para crear los medios que nos permiten hacerlo. Hablamos de nuestros inventos favoritos. (El mío es la penicilina).
Hablamos de lo que creemos que nos deparará el futuro: los inventos que mejorarán la vida aquí, en el planeta Tierra, y posiblemente en el universo más allá. Nos preguntamos cómo será cuando se hayan erradicado las enfermedades y nuestros descendientes se pregunten cómo era la vida cuando la gente tenía que enfermar. A mis hijas se les ocurren cosas que les gustaría inventar.
Entonces, empieza la verdadera diversión.
Encendemos las luces y ponemos música navideña del Día de la Bombilla. (Nuestro villancico oficial del Día de la Bombilla es " They All Laughed ", de los Gershwin). Jugamos al Trivial de los Inventos o al juego de mesa "The Way Things Work", comemos galletas con forma de bombilla espolvoreadas con azúcar dorado y, lo que más les gusta a las niñas, golpeamos una piñata con forma de bombilla que hacemos a principios de semana. Un año inventé un juego de mesa a tamaño real en el que se lanzaba un dado gigante; respondíamos a preguntas sobre inventos y nos movíamos de espacio en espacio por la habitación. Contamos chistes de bombillas y cada uno de nuestros hijos recibe un regalo de alta tecnología.
Uno de los aspectos más agradables del Día de la Bombilla es que se puede celebrar en la medida en que resulte práctico ese año. Si la vida es ajetreada, es fácil hacer una versión en miniatura alrededor de la mesa, brindando por los inventos y los inventores favoritos y hablando de las formas positivas en que la vida ha cambiado. O se puede ir a por todas y preparar decoraciones y juegos para días enteros, si así conviene. Es un bonito momento de reflexión para los adultos y una forma estupenda de compartir el aprecio por la razón con los niños.
Celebrar el Día de la Bombilla es celebrar la individualidad humana. Puede que otras personas se rían al principio, de lo nuevo, de lo sorprendente, de lo desconocido. Pero los que son creadores persisten. Como dice la rata Rémy en Ratatouille, de Pixar: "Pero los humanos... no sólo sobreviven. Descubren. Crean".
Puede que mis hijas no elijan la ciencia como carrera. Pero elijan lo que elijan, estoy segura de que descubrirán y crearán a su manera. Eso es lo que espero que se lleven del Día de la Bombilla.
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