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Hace poco, la FDA declaró ilegal madurar queso en tablas de madera; ante las protestas, reculó... más o menos.
Sigue diciendo que planea "comprometerse con la comunidad quesera artesanal para determinar si ciertos tipos de quesos pueden elaborarse de forma segura envejeciéndolos en estantes de madera", lo que significa que aún podría determinar que no. Atención, aficionados al queso: la amenaza sigue latente.
En Forbes, Greg McNeal lo califica de victoria y lección:
Cuando los funcionarios del gobierno hacen declaraciones que no parecen fundadas en la ley o la política, y amenazan su medio de vida con una acción de aplicación, usted debe organizarse y luchar. Mientras que las industrias especializadas pueden pensar que a nadie le importa, la lucha por el queso curado demuestra que las voces de la gente pueden ser escuchadas.
Sin embargo, Walter Olson, de Overlawyered, señala que el queso fino cuenta con un público especialmente elocuente e influyente, interesado en su producto y conocedor del mismo, y no todas las industrias disponen de ese recurso.
A veces, defenderse de un producto concreto tiene éxito. Otras veces, como nos ha recordado recientemente el caso Buckyballs, no. Y a veces incluso una victoria en un foro deja a los reguladores para luchar en otro, como cuando el IRS se rindió al Instituto de Justicia en su batalla judicial sobre la concesión de licencias a los preparadores de impuestos, sólo para pedir al Congreso que le conceda el poder que la agencia había afirmado que ya tenía.
A largo plazo, sólo un principio de derechos individuales puede proteger a todos. Cuando reconocemos que todo el mundo tiene interés en la libertad de los demás -incluida la libertad de los demás para comprar y vender productos que nosotros mismos no queremos fabricar o utilizar-, sabemos que tenemos motivos para preocuparnos por el tema aunque el producto en cuestión no nos interese. Si la mayoría de la gente lo reconociera, el gobierno sabría que tiene que respetar la libertad, incluso en el caso de productos sin electorado influyente.
Muchos aficionados al queso fino son progresistas, y espero que aprendan algo de esto: Cuando el gobierno vela por tu seguridad y no por tu libertad, puede intentar quitarte cosas que valoras. Aunque te defiendas, puedes perder, y aunque parezca que has ganado, puedes perder poco después. E incluso si los fans del queso fino consiguen protegerlo, probablemente haya algún otro producto que te guste que no tenga tantos fans influyentes. Si quieres proteger las cosas que valoras, necesitas los principios de la libertad.
(H/T Walter Olson)
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