Apolo 11 en el Día de los Logros Humanos, La Sociedad Atlas

Hay días festivos y conmemorativos que van desde el Año Nuevo al Día de la Independencia, pasando por Navidad. Habría que añadir uno nuevo al calendario, de manera informal y no por decreto gubernamental: El Día de los Logros Humanos, el 20 de julio, fecha en la que el ser humano llegó a la Luna por primera vez en 1969.

La ventaja más obvia de vivir en sociedad con otros es que cada uno puede especializarse en la producción de bienes y servicios en los que es el mejor y comerciar con otros, lo que nos hace prósperos a todos. Pero en sociedad también tenemos la oportunidad de presenciar los logros de los demás, que nos recuerdan constantemente lo maravillosa que puede ser la vida. Y entre los mayores logros de la historia, los individuos que utilizan los tres kilos de materia gris que cada uno tenemos en la cabeza descubrieron cómo ir a la Luna.

Piense en los millones de piezas y componentes y en los conocimientos de ingeniería necesarios para hacerlos funcionar juntos en el cohete Saturno V, el módulo de mando Columbia y el módulo de aterrizaje lunar Eagle que llevó a Neil Armstrong y Buzz Aldrin a la superficie de otro mundo. Piensa en las aplicaciones de conocimientos antiguos y el descubrimiento de nuevos conocimientos necesarios para crear esos sistemas increíbles.

La novelista y filósofa Ayn Rand comprendió todo el significado moral de estos esfuerzos cuando escribió: "Piensen en lo que se necesitó para lograr esa misión: piensen en el esfuerzo despiadado; en la disciplina despiadada; en el valor; en la responsabilidad de confiar en el propio juicio; en los días, noches y años de dedicación inquebrantable a un objetivo; en la tensión del mantenimiento ininterrumpido de un enfoque mental pleno y claro; y en la honestidad". Hicieron falta los actos más elevados y sostenidos de virtud para crear en la realidad lo que sólo se había soñado durante milenios.

El punto de vista de Ayn Rand sobre el aterrizaje era especialmente instructivo por su concepción novelística del arte, que, en el mejor de los casos, es una recreación selectiva de la realidad a la luz de los valores del artista. Así, el David de Miguel Ángel y la Novena de Beethoven retratan a los seres humanos como héroes. Acudimos al arte en busca de combustible emocional y de la visión del mundo tal y como puede y debe ser. En el Apolo 11 vio cómo se manifestaba esa visión.

"Lo que habíamos visto en esencia desnuda... era la abstracción concretizada de la grandeza del hombre". -Ayn Rand

En cuanto a la exaltación pura de ver el lanzamiento desde el Centro Espacial Kennedy, Ayn Rand dijo que "lo que habíamos visto en esencia desnuda -pero en realidad, no en una obra de arte- era la abstracción concretada de la grandeza del hombre". La misión "transmitía la sensación de que estábamos contemplando una magnífica obra de arte - una obra que dramatizaba un único tema: la eficacia de la mente del hombre." Y "El aspecto más inspirador del vuelo del Apolo 11 fue que hizo que abstracciones como la racionalidad, el conocimiento y la ciencia fueran perceptibles en una experiencia directa e inmediata. Que implicara un aterrizaje en otro cuerpo celeste fue como el énfasis de un dramaturgo en las dimensiones del poder de la razón".

Por supuesto, los alunizajes fueron financiados por el gobierno; si el sector privado hubiera abierto el camino, probablemente habríamos viajado a la Luna unos años más tarde. Hoy son los empresarios privados -del tipo de los que nos han dado los ordenadores personales, Internet y la revolución de la información- los que están volcando su creatividad en la última frontera. Burt Rutan, que ganó el premio privado X-Prize llevando a un hombre al espacio dos veces en un periodo de dos semanas en la nave privada y reutilizable SpaceShipOne, sigue el espíritu de Apolo. La celebración de esos vuelos a finales de 2004 demostró hasta qué punto los seres humanos disfrutan con la exhibición de mentes eficaces.

Así pues, el 20 de julio reflexionemos sobre nuestros logros, como individuos y en colaboración con los demás. Reconozcamos que los logros de todo tipo, personificados por los alunizajes, son la esencia y lo que se espera de la vida humana. Alegrémonos en este día y conmemoremos lo mejor que llevamos dentro con, como diría Ayn Rand, ¡la pasión total por las alturas totales!

‍