Resumen ejecutivo
El cristianismo, como religión autoproclamada de los pobres y hambrientos, se ha relacionado a menudo históricamente con el desarrollo de las ideas socialistas. En esta unidad, consideramos las posturas de tres destacados pensadores cristianos de los últimos cincuenta años sobre el capitalismo, el trabajo y la organización adecuada de la sociedad.
C.S. Lewis Mero Cristianismo
- El cristianismo "no tiene, ni pretende tener, un programa político detallado". Proporciona una orientación general, pero no un programa exhaustivo.
- Sin embargo, según el cristianismo general, una sociedad justa será "muy socialista" en su vida económica, y hará hincapié en "la obediencia de todos nosotros a los magistrados debidamente designados, de los hijos a los padres, y (me temo que esto va a ser muy impopular) de las esposas a los maridos". Pocos cristianos, sin embargo, obedecen los principios cristianos con coherencia, tendiendo a escoger sólo las partes que les gustan.
- La obligación moral de la caridad es esencial para la sociedad cristiana. Para cada uno de nosotros, por próspero que sea, "la única regla segura es dar más de lo que nos sobra". Por lo tanto, los verdaderos cristianos deben ser altruistamente sacrificados -a veces "hasta paralizar y poner en peligro la propia posición"-, ya que Dios nos ordena amar al prójimo como a uno mismo.
- El capitalismo moderno es moralmente sospechoso, ya que se basa en la inversión y el préstamo de dinero a interés. Rechaza así las enseñanzas morales de los judíos, los antiguos griegos y los cristianos, que coincidían "en condenar aquello mismo en lo que hemos basado toda nuestra vida".
Papa Juan Pablo II, Laborem Exercens
- El trabajo es una dimensión fundamental de la existencia del hombre en la Tierra. Mediante el trabajo, el hombre comparte la actividad de Dios, cumple Su mandato, se desarrolla física y espiritualmente y alcanza la salvación.
- Pero en la sociedad actual, esta dimensión subjetiva del trabajo se subordina a los cálculos económicos objetivos, ya que el capital se separa del trabajo y se venera por sí solo. Este economicismo/materialismo, incluido el materialismo dialéctico, crea relaciones sociales antiéticas, ya que el hombre se convierte en un mero instrumento y "resultante" de la producción. La sociedad justa debe fundarse en la primacía de las personas sobre las cosas: "del trabajo humano sobre el capital".
- Por lo tanto, la postulación del capitalismo "rígido" de derechos exclusivos a la propiedad privada debe ser revisada y los medios de producción socializados: "el derecho de propiedad privada subordinado al derecho al uso común, al hecho de que los bienes son para todos".
- Pero esta socialización no significa centralización estatal. El papel del Estado es coordinar, mediante "una planificación racional y una organización adecuada del trabajo humano", las actividades de los seres humanos que trabajan "para sí mismos".
- La función de la Iglesia es recordar al mundo la cuestión social fundamental, y "llamar la atención sobre la dignidad y los derechos de los que trabajan, condenar las situaciones en las que se violan esa dignidad y esos derechos, y ayudar a orientar los cambios mencionados para asegurar un auténtico progreso del hombre y de la sociedad".
Papa Francisco, Evangelii Gaudium
- El mundo se basa actualmente en "una economía de exclusión y desigualdad". Se caracteriza por la competencia despiadada, la explotación, la marginación, el desempleo, el hambre y la indignidad general que priva de derechos a las personas.
- El problema de fondo radica en el sistema injusto e inmoral del capitalismo, basado en el individualismo, la secularización, la propiedad privada, el consumo y el dominio del dinero. Hemos rechazado la ética y a Dios para perseguir el poder y las posesiones.
- Una nueva sociedad debería primar a la persona humana como ser social y comunitario, no como individuo atomizado. Debe basarse en el altruismo cristiano: "No compartir la propia riqueza con los pobres es robarles y quitarles su sustento. No son nuestros bienes los que poseemos, sino los suyos".
- La Iglesia facilitará esta transición evangelizando, reforzando los valores morales en las personas y combatiendo el relativismo. Difundiendo las palabras de Cristo, interpretará y generará significados, uniendo a las personas y actuando como mediadora en la búsqueda de soluciones a los problemas del mundo.
Resumen de Andrei Volkov y Stephen Hicks, 2020.