Walter Donway, antiguo editor de Cerebrum: The Dana Forum on Brain Science, ha publicado numerosos artículos sobre regulación sanitaria en Private Practice y Medical World News. Fue durante mucho tiempo patrono de The Atlas Society. En este artículo, distingue entre las actuales prácticas corruptas de algunas empresas estadounidenses y ganar dinero de verdad.
- En el mundo de los negocios operan dos tipos de individuos fundamentalmente distintos: los que ganan su dinero con su propio trabajo y los que lo obtienen mediante favores gubernamentales. Es la diferencia entre productores y saqueadores, o entre capitalistas y amiguistas.
- A ambos se les llama "capitalistas", pero esa clasificación es errónea. Los productores son capitalistas porque fabrican y venden productos en un mercado libre. Los saqueadores no son capitalistas porque operan en una economía mixta, en la que los gobiernos conceden subvenciones y favores, otorgan exenciones fiscales y crean normativas asimétricas, con lo que los mercados no son libres.
- El capitalismo se opone a todas esas influencias y controles gubernamentales. En el capitalismo, el valor de una empresa depende únicamente de la calidad de su producto y de su valor para los consumidores, no de medios políticos artificiales.
- La economía estadounidense ha estado plagada de amiguismo. Un ejemplo llamativo fue la Gran Recesión de 2008, causada en parte por las empresas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, patrocinadas por el gobierno. Concedidas protecciones especiales por el gobierno estadounidense e instadas por la presión política, las dos gigantes hipotecarias contribuyeron a crear una enorme burbuja inmobiliaria que acabó estallando.
- Para acabar con el amiguismo, criticado con razón por personas de la mayoría de opiniones políticas, debemos identificar el problema de raíz, que es la creencia de que el uso de la fuerza gubernamental está justificado en asuntos económicos.
- Así pues, para crear una sociedad más justa, en la que el éxito de cada uno dependa de su productividad y no de sus conexiones, necesitamos una separación constitucional entre gobierno y economía.