Temas: El declive de la esclavitud como logro moral // Historia: La esclavitud practicada en todas partes antes de la modernidad // La sociedad esclavista africana interna y los intercambios // El comercio atlántico y adónde fueron a parar los esclavos // Las primeras voces antiesclavistas americanas // Wilberforce y los británicos // Los franceses // La lección de la historia antiesclavista: pasos pero no automáticos, el Humanismo y la Ilustración // ¿Se atribuye el mérito a la religión? // Batallas contemporáneas sobre el legado de la esclavitud // Individualismo metodológico a la hora de repartir culpas y créditos.
Mungo Park, Viajes por el interior de África. Véase "Capítulo 22 - Guerra y esclavitud". Basándose en sus experiencias con los nativos africanos, Park escribió: "cualquiera que sea la diferencia entre el negro y el europeo, en la conformación de la nariz y el color de la piel, no hay ninguna en las simpatías genuinas y los sentimientos característicos de nuestra naturaleza común."(Fuente)
Sheldon M. Stern, "La trata de esclavos en el Atlántico". Academic Questions 18:3 (verano de 2005), 16-34.
William Wilberforce. Extracto del discurso del Parlamento de 1789: "Debo hablar del tránsito de los esclavos en las Indias Occidentales. Confieso que, en mi opinión, ésta es la parte más miserable de todo el asunto. Tanta miseria condensada en tan poco espacio, es más de lo que la imaginación humana jamás había concebido. No acusaré a los comerciantes de Liverpool: Les permitiré, es más, creeré que son hombres de humanidad; y por lo tanto creeré que, si no fuera por la enorme magnitud y extensión del mal que distrae su atención de los casos individuales, y les hace pensar en general, y por lo tanto con menos sentimiento sobre el tema, nunca habrían persistido en el comercio. Por lo tanto, creo sinceramente que si la miseria de cualquiera de los muchos cientos de negros estibados en cada barco pudiera ponerse ante su vista, y permanecer a la vista del mercader africano, no habría nadie entre ellos cuyo corazón lo soportara. Que cualquiera se imagine a 6 ó 700 de estos desgraciados encadenados de dos en dos, rodeados de todo objeto nauseabundo y repugnante, enfermos y luchando bajo toda clase de miserias. ¿Cómo podemos soportar pensar en una escena como ésta? ... Tan pronto como llegué tan lejos en mi investigación sobre el comercio de esclavos, le confieso señor, tan enorme, tan espantosa, tan irremediable parecía su maldad, que mi propia mente estaba completamente decidida a favor de la abolición. Un comercio fundado en la iniquidad, y llevado a cabo como éste, debía ser abolido, fuera cual fuera la política, fueran cuales fueran las consecuencias, desde ese momento determiné que nunca descansaría hasta haber efectuado su abolición."